lunes, 28 de marzo de 2011

COMENTARIO: ESTETICA DEL INGENIERO, ARQUITECTURA - LE CORBUSIER

Por Emmanuel Mercado Brito

¨Estética del ingeniero, arquitectura, dos entes solidarios, consecutivos, el uno en pleno desarrollo, el otro en plena regresión¨. De esta manera comienza Le Corbusier su planteamiento de ideas, verdaderamente pesimista.

Si nos pusiéramos como tarea encontrar en los primeros tiempos de la llamada ¨Epoca Moderna¨ una arquitectura relevante a los tiempos, que nos identificase, nos daríamos cuenta al igual que lo hizo Le Corbusier que si hay algo que si caracterizaba los primeros años de esta nueva época, es la copia despreocupada, mejor lograda en unos casos que en otros, pero sin dejar de ser lamentable. ¡Pero con toques nuevos claro! (sarcasmo intenso), reapareciendo así la época de los ¨Neos¨: neorrománico, neoclásico, neogótico…Precisamente por esto es que Le Corbusier alega estruendosamente que la arquitectura de su tiempo estaba en plena regresión.

Le Corbusier vivio el momento de los estilos impositivos y arbitrarios, de la cornisa, de la misma cornisa analizada por Frank Lloyd Wright en su libro El Futuro de la Arquitectura, (específicamente en el capitulo ¨La muerte de la cornisa¨), y encontrada deficiente, encontrada pomposa y pretenciosa, definida como un elemento seudo-clásico carente de relevancia y funcionalidad. Y es que la academia imponía el estilo y todo lo que no estuviera conforme a la Arquitectura Académica, era censurada, prohibido.
             
El motivo que impulso a Le Corbusier y otros tantos artistas de las diferentes disciplinas a impulsar una nueva idealización de la arquitectura y del arte en general, contraponiéndose así al academismo propio del inicio de siglo XX, fue nada menos y nada más que la revolución industrial.  Es precisamente la revolución industrial que propone un nuevo planteamiento a partir de los que existían hasta el momento, y por esto mismo, en el ingeniero recae tanta importancia, notoriedad y, aparentemente, el protagonismo. La ingeniería adoptaba una postura que le permitía sacar todo el provecho a las maquinas, mientras que el arquitecto se mantenía en un letargo abismal, y no solo un letargo que contiene una connotación de estancamiento, sino, de manera más pesimista como dijo Le Corbusier, ¨plena regresion¨ que no connota estancamiento, más bien retroceso bien marcado.

Por esta misma distancia (acrecentada cada vez más, de manera más absurda aun, en el momento que el arquitecto proponía meras imitaciones), entre el ingeniero y el arquitecto es que Le Corbusier llega a la conclusión ¨es hora de confrontar al arquitecto con el ingeniero¨. Debía existir un acercamiento a la ya existente distancia abismal entre ambas disciplinas. La arquitectura debía encontrar un nuevo replanteamiento de sí misma, utilizando las ventajosas herramientas definidas por las industrias.

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